Casi cinco minutos de gloria
El 'Anti-Karaoke' convierte en estrellas a quienes siempre han querido serlo
¿Le gustaría transformarse en Janis Joplin y entonar Piece of My Heart sobre un escenario? ¿Soñó alguna vez sentirse como Axl Rose cantando Welcome to the Jungle mientras es vitoreado por el público? ¿O tal vez prefiere verse en plan Shirley Bassey arrastrándose por el escenario y cantando Goldfinger? Pues sepa usted que, si quiere, puede. Y no es sólo una frase hecha.
¿Las gracias? A Rachel Arieff, cómica, show-woman y creadora-anfitriona de Anti-Karaoke, un espectáculo en el que el común de los mortales puede sentir, aunque sólo sea por menos de cinco minutos, las mieles del éxito.
La fórmula es muy sencilla: se sale de casa, se va al Anti-Karaoke (que tiene sede en Madrid y en Barcelona), se elige una canción y, cuando se es llamado a escena, se sube al escenario y se canta. Por supuesto, arropado por el calor de un público totalmente entregado.
¿Parecido a un karaoke tradicional? Para nada. Porque, de entrada, en el Anti-Karaoke hay una maestra de ceremonias, Rachel Arieff, que no duda en convertirse en cualquier personaje (desde Madonna a Britney Spears pasando por la Duquesa de Alba) para amenizar los silencios entre canción y canción. Luego, el repertorio: aquí no hay ni Mil campanas ni Una calle de París ni mucho menos Mi carro (avisados quedan los defensores de la España de charanga y pandereta). En su lugar, se ofrece Paint It Black, Panama, Are You Gonna Be My Girl, Blitzkrieg Bop... Para que nos entendamos: rock, en inglés y del bueno. Aunque entre las más de 500 canciones que se pueden cantar hay una sola concesión al castellano. La Bamba, y alguna que otra más al petardeo, como es el caso de In the Navy.
Pero aún hay más, porque la creadora-anfitriona del Anti-Karaoke pone a disposición de los osados participantes una auténtica caja de Pandora en la que se pueden encontrar los complementos más dispares (es decir, desde Cocolín hasta la boa de una vedette). Finalmente, está el público, que más que a un espectáculo de cabaret parece que ha asistido a uno de los conciertos del Live 8 que organiza Al Gore. No es de extrañar: la música, el ambiente y sobre todo el alcohol forman parte del show. Y, claro, a medida que avanza la noche, avanza la entrega... Dicho esto, dense prisa: el espectáculo va a comenzar. -A. Lobo
A la que anima el cotarro le gustan Amy y Britney
La auténtica artífice del Anti-Karaoke se llama Rachel Arieff y es una estadounidense afincada en Barcelona. "Monté el Anti-Karaoke porque siempre he creído en los shows que involucran a la gente del público", explica. "Lo creé para hacer algo divertido y satisfacer mis ganas de pasarlo bien en un karaoke, lo que para mí era imposible, porque todos los karaoke que vi cuando llegué a España eran muy deprimentes", añade. Y la fórmula le ha dado resultado: en las tres horas que dura el show, no llega a cantar todo el mundo que quiere hacerlo. Y eso que es más la gente que acude a ver el espectáculo que la que va con intención de subirse al escenario. El resultado es una amalgama humana, en la que tienen cabida los rockeros, los punks, los mods, los petardos y todo tipo de tribus urbanas imaginables. Hasta Carmen de Mairena se animó en una ocasión. Cantó La Bamba y llevó una copla suya. "Hicimos una excepción para ella, porque es una reina", dice la show-woman. "Las canciones que dominan son de rock 'n roll clásico, pero también hay canciones de The Gossip, The Killers, Jet... No nos importa un huevo ser actuales, lo que nos importa es tener canciones buenas", sostiene. Aparte, están los personajes en los que se mete Arieff entre tema y tema. Todos ellos de actualidad. Aunque Arieff tiene sus favoritos: "Amy Winehouse y Britney Spears están tan jodidas, que son como santas".
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